Entre dos mares
La cordillera Ibérica representa el reborde de la Meseta fracturado, plegado y levantado al pie de la Depresión del Ebro de ahí que ejerza como divisoria peninsular de los ríos mediterráneos y atlánticos. La Sierra de Albarracín se sitúa al sur de la rama castellana de esta cordillera y funciona como un gran nudo hidrológico donde nacen ríos tan importantes como el Tajo, el Turia, El Cabriel, El Gallo y El Ebrón. A escasos kilómetros de aquí, en tierras castellanas, pero formando parte del mismo macizo montañoso, hacen lo propio otros ríos tan señeros como El Júcar o El Cuervo. En definitiva, este gran dombo serrano que se extiende por las provincias de Teruel, Cuenca y Guadalajara irradia sus aguas interiores a oriente y occidente por infinidad de venas y ojos.
Es el gran río peninsular por excelencia, un caudal de mestizaje en cuyas aguas se acrisolan las diferentes culturas ibéricas que baña en sus mil kilómetros de periplo. En Aragón son apenas 17 kilómetros en los que el Tajo perfila la muga albarracinense antes de volverse totalmente castellano y lusitano al final. Es un cauce muy incipiente que desde la Fuente García se dirige al norte por un valle abierto de escasa pendiente y poco caudal y que al final de su recorrido fronterizo comienza a encajarse en el terreno.
En la muela de San Juan ve la luz el manantial que da lugar al río Guadalaviar (rio blanco o de los pozos según la tradición musulmana) y nombre a la población en la que alumbra. Al cabo de 77 kilómetros, a orillas de la ciudad de Teruel y tras el abrazo con el río Alfambra, lo pierde a favor del hidrónimo Turia. Con esta nueva denominación emprende la segunda parte del viaje hasta su desembocadura en el mar, aproximadamente 200 kilómetros regando tierras turolenses y valencianas.
Muy cerca del Nacimiento del Tajo se encuentra el nacedero del Cabriel, unos Ojos situados en El Vallecillo de los que mana un agua límpida que fluirá en dirección contraria a las de Tajo. Su recorrido aragonés se estira a lo largo de 22 kilómetros en el que destaca la cascada del Salto de San Pedro. A partir de la Sierra de Albarracín el río penetra en Cuenca y luego tras unas largas y espectaculares hoces de su curso medio que delimitan la muga manchego-valenciana se funde en el Júcar.
Este río nace en la fuente de las Lanas de la Sierra del Tremedal, al pie de uno de los berrocales del pico Caimodorro. En su corto recorrido por tierras turolenses, aproximadamente una quincena de kilómetros, atraviesa la localidad de Orihuela del Tremedal y tras superar la muga se adentra en tierras del Señorío de Molina para desembocar en el rio Tajo a la altura del puente de San Pedro. El río Gallo es el primer afluente de entidad en el curso alto del gran río ibérico.
En busca de las fuentes del Tajo
Tradicionalmente se ha considerado como cierta la creencia de que el nacimiento del Tajo se produce en la Fuente García. Un escaso manantial distante unos centenares de metros de la fuente actual y del espacio monumentalizado del Padre Tajo que se erigió en 1974 para sacralizar este hecho y que ya en 1877 la Confederación había amojonado con el mismo motivo. Esta separación entre el manantial original y la alegoría escultórica del Padre Tajo se debe a que el agua brota en finca privada, por lo que hubo que trasladar el lugar de la fuente y la conmemoración a un espacio público.
A pesar de esta discordancia geográfica entre ambos sitios, el nacimiento en Fuente García se ha afirmado históricamente y el mundo oficialista y académico corrobora este hecho. Sin embargo, en 2010 el pueblo de Villar del Cobo aportaba esclarecedores datos y reivindicaba que el verdadero nacimiento del Tajo se producía más lejos en la Fuente de Pie Izquierdo y solicitaba a la Confederación su reconocimiento. Recientemente una investigación más profunda cuestiona la cuna oficial y sugiere que el verdadero nacimiento del Tajo se encuentra más alejado todavía, a 6,5 km de Fuente García, en la Fuente de Juan Rubio de Villar del Cobo.
“El Padre Tajo”